7/12/10

Viste cuando escuchas una cancion, lees un texto , o miras una foto , o simplemente hablas con alguien de un tema X, y esa simple boludez te cambia el día? o la noche, no se. Bueno estoy en ese estado.
Salís a la calle y ves hasta el sol de otro color, la vereda como si nunca la hubieras pisado antes, y te pones a pensar.. se te lavó el cerebro, se te abrieron ventanas, todo está mucho mas claro que antes, te dan ganas de hacer todas esas cosas que te das cuenta que no haz hecho hasta ahora por estúpida nomas, te dan ganas de revelarte, eufória. Tenés ganas de cambiar. SI, de cambiar... eso que hace rato querés y no haces por...¿miedo?, por el ¿qué diran?-.. no se.
Intentás transmitir ese sentimiento a algun ser con cinco dedos y un cerebro. Te miran, te contestan con un -sí tenés razon- y siguen con lo suyo. Y uno se queda ahí carburando , con esos sentimientos encendidos. Con el paso de las horas... todo vuelve a la normalidad. Te acostás, mirás el techo y te quedás pensando. Cerrás los ojos te dormís. Y sí, ahi se fue uno de los tantos momentos que tendríamos que aprovechar para.. nose , para volar, crear...lo que querramos. Que idiotas solemos ser. ¿qué nos queda para cuando seamos mayores?..¿vamos a ser ese Hombre que el niño prometió ser?
Finalmente volvemos a lo mismo de siempre ¡FUCK!

2/12/10

A decir verdad no hay mejor sensación que la de sentir libertad, sentirse libre de ese peso que llevamos sobre nuestras espaldas, o mejor dicho sobre nuestras mentes, que nos obliga a caer de rodillas, ver la realidad desde un plano inferior, manchado por una oscura luz que nos impide levantar la vista y estirar las manos atadas.
Escupir, espupir todo lo que llevamos dentro, desgarrarnos de esas ropas que nos aprietan, apretar el gatillo por el simple hecho de curiosidad, y dejarnos volar, sumirnos en nuestro propio mundo, dejar de ver lo que ven los ojos de los demás, dejar de caminar siempre el mismo camino que no nos lleva a nada, sólo a seguir con esa anguistia.
Abrir las rejad de esa jaula y saltar a volar. Y bailar, bailar sobre esa corniza, sobre el borde que nos separa de dos mundos. Bailar y reirnos. Tropesar, caer, sentir el viento sobre nuestros rostros. Seguir riendo. Saber que nos libramos de este mundo absurdo. Chocar, sentir esa superficia dura. Un poco más dura qeu lo normal que hoy, y por única vez nos tritura los huesos, los quiebra, nos deforma. Sentir dolor, ese dolor exquisito. Y ahí comenzar a vivir.