29/11/08

decisiones



En estos días he tomado una decisión muy importante en mi vida, no se definitiva, pero estoy dejando algo que he hecho mas de la mitad de la vida,6 de los 7 días de la semana, la natación. Desde los 6 años empecé como pasatiempo, pero se transformó en algo adictivo. Profesionalmente nunca fui excelente nadadora, por lo que iba mas por mis amigos.
Tantos días pasados en un cubo de agua dándole vueltas y vueltas, tantos torneos, tantos retos, tantos amigos, tantos buenos momentos.

Gracias a este deporte pude conocer muchos lugares y hacer amigos, de vivir momentos inolvidables, pero mas allá me formó como persona, ya que mis profesores fueron mis segundos padres.
Me educó en la humildad, en la honestidad y en el respeto. Me mostró el compañerismo, la amistad, el sacrificio, la satisfacción y la decepción. Me llenó de recuerdos imborrables: momentos inundados de adrenalina, cánticos y alientos, risas, juegos, viajes, fuertes emociones, enorme felicidad y tristeza también. Me enseñó a esforzarme para lograr lo que quiero, lo cual significaba en algunos casos, que mi corazón latiese a una velocidad incalculable y que mi cuerpo ya no tuviera fuerzas ni siquiera para salir de la pileta. Me enseñó que cuando más cansada y derrotada estoy, más fuerza y empeño debo poner. Me permitió comprender que todo sacrificio, a la corta o a la larga, tiene su premio y que dejar de lado muchas otras cosas valen la pena. Aunque estos esfuerzos no siempre dieron sus resultados, y aveces no se hicieron presentes.

Experimenté lo que es el amor al ponerme la remera de mi equipo, lo que es el placer cuando me felicitaron por bajar mi tiempo, lo que es el cariño al hacer podio con un amigo, lo que es la poesía cuando me echaron de un entrenamiento, lo que es la solidaridad cuando presté una gorra al que se le rompió, lo que es la humillación cuando llegué última en mi serie por el cansancio, lo que es tocar el cielo cuando subí a un podio, lo que es la amistad cuando corrí una posta, lo que es superarse cuando nadé 200 mariposa, lo que es el pánico cuando alcanzaron al último relevo de mi posta, lo que es la soledad al entrenar sola por llegar tarde después de inglés, lo que es el fuerzo después de haberme matado en un entrenamiento, lo que es la música luego de alentar gritando: “¡DALE!¡VA!¡VA!”, lo que es el sacrificio al nadar doble turno en verano mientras mis amigos estaban en la pileta de al lado jugando y disfrutando de las vacaciones. Aprendí de la natación un estilo de vida y una forma distinta de ver la realidad.
Sin embargo, todos en la vida finalizamos etapas y comenzamos otras. Tenemos que decir adiós a cosas que amamos por otras que nos permitirán seguir creciendo. Así es lo que me está pasando con este deporte.


Estoy pensando mil y una veces si ésta decisión es la correcta, tengo miedo que después de haberla tomado me arrepienta. Dice un dicho que lo que uno quiere solo se consigue arriesgando a veces lo que se ama
OPTO POR MIS AMIGAS, TEMPORALMENTE.
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